La obra, recopilada por Florence Leceref, forma parte de la
colección “Textos escritos en Andalucía”, que dirige la profesora María
Isabel Montoya Ramírez
La profesora e investigadora Florence Leceref recopila en
“Documentos moriscos (1515-1530). Archivo de Protocolos Notariales de
Granada” una extensa serie de documentos que permiten tratar asuntos tan
variados como la educación y la formación profesional de los niños, el
mundo laboral, el casamiento o la transmisión del patrimonio.
El CD, publicado por la Editorial Universidad de Granada (eug), forma parte de la colección “Textos escritos en Andalucía”, que dirige la profesora María Isabel Montoya Ramírez.
“El presente corpus documental --afirma Florence Leceref, responsable de
este trabajo-- de los años 1515-1530 muestra la vida cotidiana de los
moriscos de Granada, recién convertidos a la religión católica y a los
que las autoridades procuraron asimilar a la cultura, costumbres y
mentalidad cristiana”.
En 1515 no podía quedar ningún musulmán en el reino granadino, ya que el
decreto de conversión de 1501 los obligó a elegir entre su conversión a
la religión católica y el exilio. La sociedad se fue transformando con
la llegada de los cristianos viejos procedentes de toda Castilla y la
colaboración de la élite morisca que no se había ido.
Los archivos notariales “ofrecen detalles sobre esta nueva cotidianidad y
las transformaciones que se iban produciendo en la sociedad. Para los
moriscos los cambios no fueron pocos y son perceptibles en los
documentos de este corpus”. Según la directora de la colección, “los
historiadores señalan los años finales del siglo XV y los de principio
del XVI como fundamentales en el tránsito de la Edad Media a la Edad
Moderna española; muchos son los cambios que se produjeron, no solo en
el aspecto material sino en el mundo de las ideas, cambios que
afectaron, por ejemplo, a las relaciones laborales, permitiendo, entre
otras cosas, la desaparición de algunos oficios artesanales y la
aparición de otros”. La situación social de las clases menos
privilegiadas, los pobres, y en ellas especialmente las mujeres, no
experimentaron sin embargo grandes diferencias respecto de la etapa
anterior, si bien es cierto que estas, siempre que pertenecieran a un
estatus elevado o a alguna orden clerical, tendrían acceso a la
educación --aunque no a la misma instrucción que los varones--, como
ponen de manifiesto los textos literarios, jurídicos e históricos de
entonces.
A finales del XVI los cambios serían más evidentes así como la
involución debida, por una parte, a la expansión de las ideas de los
humanistas extranjeros y, por otra, al levantamiento y expulsión de los
moriscos o la Contrarreforma, etc., sirvan de ejemplo las obras de
Delicado, Cervantes, etc., frente a las de Fray Luis de León y Luis
Vives, estas últimas de gran predicamento en los dos siglos posteriores y
en las etapas más conservadoras de la política de nuestro país. Esa
situación continuaría hasta mitad del siglo XVIII, aunque algo cambió
con la llegada de Carlos III, en tanto que el monarca muestra interés
por conocer la penosa realidad social, económica y cultural del país, y
para ello solicitará información a las personas instruidas, promulgará
leyes y arbitrará medidas con el fin de modernizar España.
No obstante --afirma M.ª Isabel Montoya-- en los ámbitos laboral y
educativo los cambios no serían evidentes hasta décadas más tarde, a
juzgar por la información contenida en los textos y los documentos
legislativos de esos años”. Esta publicación es resultado de las
investigaciones llevadas a cabo dentro del Proyecto de Investigación de
Excelencia (HUM 1240) “La vida cotidiana andaluza a través de los
documentos historicolingüísticos y dialectales, concedido por la
Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de Andalucía.
Fuente: secretariageneral.ugr.es
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