Bernard Vincent (1941), historiador francés especializado en la Historia Social de la España Moderna, es uno de los principales expertos en la sociedad morisca del siglo XVI. Educado en el Centre National de la Recherche Scientifique y en la École des Hautes Études en Sciences Sociales, se ha convertido en un referente clave a la hora de conocer la historia moderna de nuestro país. Actualmente, es miembro activo de algunas de las principales entidades académicas españolas, como la Casa Velázquez o la Real Academia de la Historia de Madrid.
P:. La Granada nazarí fue el último reino musulmán en ser conquistado por la corona cristiana. ¿Qué papel jugó esta ciudad en la cuestión morisca?
R:. El papel de Granada en la historia de los moriscos es muy singular. Después de su conquista, la ciudad fue poblada por castellanos de horizontes sociales distintos. Así, se construyó una ciudad mixta cristiano-vieja y morisca muy abierta a todas los corrientes espirituales y donde la aportación morisca a la riqueza económica era esencial. Los moriscos de Granada capital no se sumaron colectivamente a la sublevación de 1568 pero fueron en gran parte deportados en 1569 a otros territorios de la Corona de Castilla. Y Granada sufrió profundamente su exilio (tanto económica como culturalmente)
P:. ¿Qué motivos dieron lugar a la expulsión de los moriscos de los reinos de España?
R:. La decisión de la expulsión se explica a través de tres factores igualmente importantes: los débiles resultados de la evangelización de los moriscos, que provocaron impaciencia e incomprensión; la amenaza de un posible desembarco de musulmanes extranjeros en la península y el afán de mantener la reputación de la monarquía hispánica (y católica) frente al resto de monarquías europeas.
P:. ¿Qué consecuencias tuvo la expulsión de esos trescientos mil españoles moriscos en 1609?
R:. Entre 1609 y 1614 los moriscos se instalaron, mayoritariamente, en el Norte de Africa: Marruecos (Tetuán y Rabat-Salé), Argelia y Túnez. Su adaptación fue decisiva para muchas ramas de la economía magrebina, como la industria textil o la agricultura de regadío en varias comarcas. En España, por otra parte, la salida de tantos campesinos y artesanos dio lugar a grandes dificultades económicas para las zonas donde había grandes comunidades moriscas (reino de Valencia, Aragón, reino de Granada,…).
P:. Antes de dicha expulsión, ya se había coartado la libertad de la comunidad morisca. ¿Cómo afectó esto a la pérdida de tradiciones que venían perpetuándose en la península desde el siglo VII?
R:. Las prohibiciones a la cultura, religión, costumbres, etc. afectaron de manera desigual: había comunidades homogéneas que pudieron mantener sus prácticas sin provocar persecuciones y otras que eran más frágiles. Además, hay que diferenciar entre prácticas públicas que desaparecen con la destrucción de las mezquitas y los baños de otras privadas que se mantienen en la clandestinidad. En estos aspectos, el papel de las mujeres ha sido fundamental.
P:. Usted ha llegado a afirmar que la Sevilla de las tres culturas es un mito, ¿por qué?
R:. Creo que se ha mitificado demasiado el tema de convivencia entre las tres culturas como si la edad Media hubiera sido una época dorada de armonía en la península. lo cierto es que las convulsiones eran numerosas y, a menudo, cruentas. Cada confesión estaba convencida de su superioridad y no ceso de aflorar el recelo y el odio.
P:. Y, en cuanto a su trabajo, ¿qué proyectos tiene en mente?
R:. Mantengo mi línea de investigación en torno a los moriscos y a la esclavitud en la monarquía hispánica. También estoy comenzando a profucidar en el Norte de África español de los siglos XVI y XVII.
Texto y fotografías realizadas por:
Gonzalo De Lázaro Gonzalo (asesor técnico del Servicio de Investigación y Difusión)
Nerea Balinot Romero (alumna adjunta Historia y Periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos)
Fuente: alhambra-patronato.es
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