los moriscos Los moriscos llegaron a suponer el veinte por ciento de la población aragonesa y desempeñaron una importante labor en la agricultura, alfarería y otros oficios artesanales. El historiador José Bibián abordó ayer en Huesca las consecuencias de esta expulsión, que supuso la salida de Aragón de entre sesenta y setenta mil personas. En Huesca residieron en el conocido como barrio de la Morería y aún hoy quedan huellas de su presencia. Algunas de las familias llegaron a poseer grandes haciendas.
"Los moriscos fueron unos excelentes labradores. Aquí en Aragón trabajaron en agricultura y horticultura en grandes latifundios de la nobleza y el clero". José Bibián revisó ayer la historia de la expulsión de los moriscos, cuando se cumple su 400 aniversario. En una charla organizada por la Asociación de Antiguos Alumnos de la Universidad de la Experiencia del Campus de Huesca, el historiador y colaborador de DIARIO DEL ALTOARAGÓN abordó las consecuencias que tuvo este hecho para Aragón y para otros territorios de la Península.
En tiempos de la Inquisición, los Reyes Católicos firmaron en Granada una pragmática que permitía a los moriscos usar su lengua y mantener sus costumbres y haciendas, que ingresaban grandes cantidades de dinero. Los tiempos cambiaron con Felipe II. "Fue más duro y todo lo acordado quedó en agua de borrajas. No se cumplió lo pactado y los tribunales de la Inquisición, regidos por el Cardenal Cisneros, se hicieron más duros".
Felipe III y su valido Lerma firmaron en 1609 una orden de expulsión. Personajes como Lupercio Latrás participaron igualmente en las luchas contra la minoría morisca en Aragón, tomando parte activa en el arrasamiento de lugares habitados por dicha minoría. Los moriscos abandonaron Aragón por medio de tres salidas. "Una parte importante se fue a través de los Alfaques del Ebro, usando barcas hechas con madera de sabina de los Monegros. Otra parte salió por Canfranc, y la última por Navarra, Roncesvalles y Vera de Bidasoa. Pasaron muchas penalidades", explicó Bibián.
Las consecuencias de su marcha fueron negativas. "La expulsión de los moriscos fue muy mala para Aragón, donde suponían el veinte por ciento de la población. Serían entre sesenta y setenta mil personas", explica Bibián. En Huesca residieron en su mayor parte en el barrio de la Morería y ejercían la alfarería y la calderería a orillas del Isuela, donde se ocupaban de oficios artesanales. "De ellos vienen los famosos azudes, y todavía queda alguno cerca del convento de las Miguelas. De ahí pasaban a las acequias, como la de Almériz, que regaban las huertas". Algunas familias adineradas residieron dentro de la antigua muralla de la ciudad, y se relacionaron con las familias pudientes.
Fuente: HUESCA
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