La periodista firma 'La huella morisca en tierras valencianas', editado por la Consellería de Cultura y realizado junto al fotógrafo José Manuel Almerich
La habitación donde trabaja, abierta a una pequeña terraza con las plantas hasta el techo, está materialmente cubierta por librerías y algunos cuadros. Como decoración, sólo objetos de artesanía popular.
-¿Como nació el proyecto?
-Por fortuna, la misma tarde que Rafael Miró, secretario autonómico de Cultura, presentó 'Lugares para el Encuentro. Calles y plazas de la Comunidad', nos preguntó si habíamos pensado en nuevo título para la colección; y sí, ya habíamos hablado de escribir sobre la expulsión de los moriscos, cuyo cuarto centenario comenzaba su celebración. Le pareció acertada la idea y nos pusimos a trabajar.
-¿Estaba anteriormente interesada por los moriscos?
-Sí, desde uno de mis primeros libros, 'Gente del Valle de Ayora-Cofrentes', cuando me contaron el caso de la morisca que, por no bautizarse, la metieron en un saco y la echaron al río; también con motivo de la sublevación en la Muela de Cortes, donde muchas madres se lanzaban al vacío con los niños en brazos antes de ser apresadas.
-¿Por qué la huella de la cultura, específicamente?
-Tanto Almerich como yo quisimos centrarnos en lo que se mantiene; en la herencia asumida por los valencianos sin saber su origen.
-¿Como por ejemplo?
-El amor a nuestro árbol tótem, la palmera; la aportación de productos a la gastronomía, de la que perdura el 'blat picat', el arnadí, les almoixàvenes, las frituras, mezcla de miel con frutos secos, y la abundancia de especias orientales.
-¿Y al margen de la gastronomía?
-La perfección en el riego iniciado por los romanos: acequias, azudes, norias. Piezas clave de la indumentaria que, por cierto, al rey Alfonso V le gustaba vestir en el juego de cañas y también instrumentos musicales.
-¿Qué piensa sobre la expulsión?
-Fue un total genocidio, alentado por intereses políticos y anhelos de conversión al catolicismo. Una vergonzosa página de nuestra historia, de la que se ha hablado muy poco, ha permanecido ignorada por no decir oculta, pero que siempre ha despertado polémicas.
-¿Con qué capítulo disfrutó más?
-El más impactante fue el de los morisquillos. Escuché la historia en una conferencia del catedrático Ignacio Gironés Guillem, sobre los hijos de los moriscos que fueron vendidos, secuestrados y explotados.
-¿Llevó mucho tiempo la elaboración del libro?
-Más de un año. Almerich lo ilustra con cerca de 300 imágenes; ha llegado a los lugares más insospechados donde quedan restos.
Fuente: Las provincias.es
0 commentaires :
Post a Comment