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May 11, 2010

La expulsión de los moriscos de Plasencia

Fermín Mayorga

El presente trabajo intenta abordar los acontecimientos que sucedieron con los moriscos extremeños y granadinos en las tierras de Plasencia, donde la expulsión de los mismos decretada por Felipe III, va a pone punto y final a una realidad histórica vivida en dicho territorio. Pero antes de adentrarnos a conocer los movimientos negativos y positivos de estos personajes, profundicemos en los acontecimientos que les tocó vivir a sus antepasados los placentinos mudéjares en tiempos de convulsiones por pensamientos religioso.
Para poder contar noticias y acontecimientos de mudéjares en Plasencia, tenemos que acercarnos a los archivos, y para ello, vamos a utilizar fuentes documentales de distintos expedientes sacados del Archivo General de Simancas y el Nacional de Madrid. Los mismos nos acercarán a conocer las formas de vivir de estos extremeños en sus apartadas y repudiadas (por los cristianos) aljamas.
La aljama, era la congregación o comunidad de los musulmanes o judíos vasallos de una autoridad cristiana, y de forma más reducida, el consejo o junta de principales y ancianos que ostentaban los oficios rectores del grupo. Al mismo tiempo que funcionaba como célula articuladora de los musulmanes con su autonomía jurídica propia, la aljama servía a la monarquía para controlar a los mudéjares a través de un interlocutor colectivo y, sobre todo, para gestionar a través de ella los impuestos de este grupo. El encargado de hilvanar esta realidad dentro de la aljama sería el alcalde de moros, personaje puesto por el rey a través de las informaciones mandadas por el corregidor de la ciudad, cuya misión será la de trasmitir todos los problemas internos de dicha comunidad y el control de pago de impuesto. Con fecha 3 de noviembre de 1492, los reyes católicos nombrarán a Hazyz Bejarano como alcalde de la aljama mora de Plasencia.

Se nombra alcalde de la aljama mora de Plasencia a Hazyz Bejarano, moro, para que pueda repartir los castellanos y otras contribuciones con que hubiere de contribuir dicha aljama.

Lo cierto es que el alcalde de moros no trataba a todos los vecinos de la aljama placentina de la misma manera, los más pobres se van a quejar con fecha 30 de septiembre de 1492 al Consejo de la ciudad y a los reyes de dicho cargo, porque según documentos.

Iniciativa al corregidor de Plasencia y a maestre Hazyz Bejarano, alcalde de la aljama de moros de esa ciudad, para que se procure una más equitativa distribución de repartimientos en la citada aljama mora, así de los castellanos de oro como de otros pechos; a petición de algunos moros pobres.

Cinco meses después, el tema de agravios del alcalde hacia algunos vecinos de la aljama se va haciendo cada vez más patente, la queja de desconfianza de los moradores más pobre y su no saber cumplir ordenadamente su misión llegará con fecha 28 de febrero de 1493.

Al concejo de Plasencia para que -hasta tanto se determina cierto pleito pendiente ante SS. AA. y los del Consejo que con ellos residen-, no use del oficio de alcaldía de los moros Hazyz Bejarano, moro vecino de dicha ciudad; a petición de la aljama que dice recibir agravio con tal oficio.

Las quejas serán atendidas, y el procurador de la aljama llamará a filas a dicho alcalde con una clara intención.

Emplazamiento a mestre Hazyz Bejarano, moro vecino de Plasencia a petición de Çalama Provecho, moro, en nombre y como procurador de la aljama mora de esa ciudad, sobre su oficio de alcalde de la citada aljama, obtenido indebidamente por merced real.

La aljama de Plasencia era de rango nobiliario, y como tal, eran los nobles que ocupaban los puestos del Consejo los encargados de nombrar al alcalde de moros. En este caso hacen la vista gorda, y admiten por influencias de personas cercanas a la realeza, el que dicho personaje pase a ocupar el puesto de alcalde. Ante las quejas presentadas, el Consejo determina a través del procurador de dicha comunidad lo que antecede, basándose sobre todo, en el tema de pechar, tributar, pago de impuestos.

Al corregidor de Plasencia, sobre que los moros pecheros medianos y pobres y viudas de la aljama de los moros de esa ciudad reciben agravios de los moros ricos de la misma, en los repartimientos, servicios y derramas que les reparten.

A partir de ese momento, la propia aljama pedirá que los corregidores de Plasencia, sean éstos los que controlen el tema de cargas a pagar en castellanos para algunas causas reales.

A petición de aljama de los moros de Plasencia se ordena al licenciado Francisco de Vargas, corregidor de esa ciudad, que cumpla la cédula real, que va inserta, -su fecha: Burgos, 27 junio 1495- sobre el repartimiento de los dos castellanos que tienen que abonar los moros de las aljamas de estos reinos.

Los castellanos a pagar serían para financiar la guerra que los reyes católicos tenían en marcha contra los moros.

Repartimiento de los castellanos que hablan de pagar las aljamas de los moros de los obispados de Plasencia y Coria, para los gastos de la guerra contra los moros de Granada.

Los Reyes Católicos, o el Consejo Real en su nombre, se limitaron a designar oficiales quienes, de acuerdo con las autoridades locales, se encargarían de determinar el sector urbano donde habrían de recluirse judíos y mudéjares. El barrio designado debería rodearse de una cerca, de forma que se garantizara la más absoluta separación entre cristianos, judíos y mudéjares, y habría de reunir las mínimas condiciones imprescindibles para el normal desenvolvimiento de la vida cotidiana de uno y otro grupo social. Este último requisito no siempre se cumplió con exactitud, lo que dio lugar en ocasiones a la queja de los mudéjares placentinos. Con fecha 9 de mayo de 1495, se elevará desde la aljama una petición de varios mudéjares placentinos quejándose al corregidor de lo que sigue....

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