POR GERARDO MUÑOZ LORENTE
Todo lo contrario que en Argelia ocurre en Túnez, donde la investigación sobre los moriscos y sus descendientes está mucho más desarrollada y documentada. Esto se debe, según Epalza, a dos factores: "
1º. La comunidad de moriscos o andalusíes está muy bien definida y delimitada en la sociedad tunecina, especialmente en el siglo XVII y siguientes, y no se difumina o asimila enteramente en el resto de la sociedad, como acontece en los demás países donde se instalaron los inmigrantes moriscos.
2º. Los estudios sobre los moriscos o andalusíes de Túnez se han llevado a cabo con rigor y tendencia a la exhaustividad, desde hace varias décadas". La no difuminación de la comunidad morisca en la sociedad tunecina tiene una explicación histórica: cuando llegaron a este país los 100.000 moriscos expulsados de España entre 1609 y 1614 (originarios de Aragón, de las dos Castillas y del valle del Ebro catalán, además de los valencianos que les precedieron), la sociedad urbana tunecina se encontraba casi desvertebrada debido a la reciente irrupción del poder militar turco. Los moriscos, bien recibidos por los otomanos, preservaron sus características específicas más claras, se dotaron de organizaciones gremiales, su propia asociación de nobles jerifes (descendientes de Mahoma) que gestionaban la madraza (escuela musulmana de estudios superiores) de los Andalusíes, reservada a los jóvenes moriscos; y así las han mantenido hasta ahora.
Los Zbiss
Una de las personas que más han estudiado sobre los moriscos de Túnez durante la segunda mitad del siglo XX fue Slimán Zbiss, fallecido hace poco, director del Centro de Estudios Hispano-Andalusíes desde 1970 hasta su jubilación, en 1983, alumno de Mikel Epalza (quien le invitó a unas jornadas sobre los moriscos que se celebraron hace unos años en Sax), y que decía ser él mismo descendiente de moriscos valencianos, pues aseguraba que su apellido era una deformación de Llopis. Sus hijas Nabila y Hanane han seguido sus pasos, investigando sobre sus raíces moriscas. Nabila es autora de varios libros y ha visitado España. Desde niña "estaba loca por estudiar Al-Andalus. Cuando hablaba de Al-Andalus lloraba de pena" por la expulsión de sus antepasados, contaba su padre en una entrevista que le concedió el 19 de septiembre de 2005 a Abdel Hakim Slama-Gafsi, doctor e investigador del Instituto Nacional del Patrimonio de Túnez y experto también en asuntos moriscos.
Testur
Aunque reside en la capital tunecina, la familia Zbiss tiene sus raíces en Testur, principal centro morisco en Túnez. "Fue una especie de capital para un grupo de élite que formaron pueblos satélites a su alrededor. Fue un polo de atracción. Fue también en Testur donde las cosas quedaron bien conservadas desde la fundación de la ciudad hacia 1614-1615. Testur ha sido siempre el principal centro morisco", decía Zbiss. Situado a 60 kilómetros de Túnez capital, Testur es un "pueblo castellano más que árabe", explica Bernabé Pons, que lo ha visitado en varias ocasiones. Sus características así lo demuestran: "No tiene medina, pero sí una plaza mayor. Sus calles son perpendiculares y sus casas tienen ventanas a la calle y corrales, que así los llaman: corrales". Pero Testur no es el único lugar morisco de Túnez. También lo son los barrios de la capital: Bab Suica, Bab Cartagena, Bab El-Jadra, Murkad y Biga (estos dos últimos son claros ejemplos de topónimos hispánicos: mercado y vega, habiendo en efecto un mercado y unos campos de cultivo en estos barrios, respectivamente); así como los pueblos de Grombalia, Medjez El Beb y Zaguán, donde ya sabemos que los moriscos plantaron olivos y cerezos, y donde en la actualidad existe una partida llamada de Cerizo. Barrios y pueblos con edificios andalusíes, construidos en su mayor parte por arquitectos moriscos, como Ibn-Gálib, que construyó a principios del siglo XVII el mausoleo de Yusef Dey (en la mezquita del mismo nombre); o los Ibn-Negro, saga de arquitectos que han construido grandes monumentos (como la mezquita de Alcazaba, obra de Slimán Al-Nigru); o los Ibn-l-Ábyad, los Blanco, que han sido arquitectos hasta nuestros días.
Los moriscos transformaron la artesanía de la chechía (gorro tunecino), convirtiéndola en un monopolio. No es de extrañar, por tanto, que todos los nombres del utillaje que se emplea en esta industria sean españoles. Para la fabricación de las chechías construyeron los moriscos una presa llamada El Batán, cerca de Teburba, otro lugar andalusí importante. Los Lajua y los Palma (de Palma de Gandia) son los nombres de algunas de las familias moriscas que han trabajado en la industria de la chechía.
Los Alacanti
La lista de apellidos de origen hispánico en Túnez (y más especialmente en los lugares antes citados) es amplia: Sancho, Bonetero, Caravaca, Carandel, Pintor, Jhinn (Jaén), Merkiku (diminutivo de Marco, Marquico), Longo, Mador, Manacho, Blanco, Negro, Andulsi (andalusí), Al-KundiÉ "Al-Kundi era un "conde", un jefe, un magnate, que vino aquí [Testur] con todo un grupo, una banda. Él era el jefe y la banda creó un gran poblamiento. Han ocupado un gran sitio andalusí", cuenta Zbiss. También existe una familia Dani, "quizás originaria de Denia", dice Bernabé Pons. Pero es sin duda Alacanti el nombre que más interés despierta; un apellido que también se escribe Alakanti, Lacanti, Lakanti, Laganti o Hakanti. El doctor tunecino Slama-Gafsi nos informa muy amablemente mediante fax que los "Alakanti (Alicantino) es una familia andalusí del pueblo morisco tunecino, Testur". Mohamed Al Alakanti y su familia figuran en el censo del año 1858 (É) es propietario de un terreno de cultivo en Testur en el año 1276/1859. [Es un apellido que] está aún vivo, está aún presente en el país [Túnez]".
Presencia morisca viva
Como el apellido Alacanti, "la presencia morisca en Tunisia, y particularmente en Túnez-capital, está aún viva, está aún presente", insiste Slama-Gafsi durante la entrevista que le hizo a su maestro Zbiss. Como el español, que "estaba aún vivo a principios del siglo XX", aseguraba el anciano profesor tunecino: "puchero" era una de las palabras que oía en casa de sus padres, en Testur, cuando era niño; o la frase "¡Cierra la puerta!", con la que su abuela lo enviaba a dormir cuando se levantaba de la cama. La cocina tunecina conserva el recuerdo de la peculiaridad morisca a través, por ejemplo, de los kisals (quesos); banádej (empanadas, en árabe actual embanadir), o la ojja (la olla), "plato español fundamental que los moriscos trajeron a Túnez en aquella época. Actualmente se sirve aquí como un plato tradicional con la misma composición", afirmaba Zbiss. Y también la música morisca está muy presente en la vida cultural tunecina, con asociaciones propias. El tradicional canto maluf "es ciertamente el corolario de la escuela andalusí, de la música andalusí antigua, que remonta hasta el siglo XV", llevado a Túnez por los moriscos expulsados. Así como el fondo, "una palabra de origen español. El Cante Hondo, es lo mismo, un "canto de profundidad". Es un cante de sonidos profundos que se aprende con las palabras", explicaba Zbiss en su última entrevista.
Fuente: diarioinformacion
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