"En el vocabulario de todo andaluz hay miles de palabras y de expresiones que tienen su procedencia en nuestro pasado andalusí y morisco. Las utilizamos muy a menudo y la práctica totalidad de los andaluces, desconocemos porqué las expresamos, de dónde proceden"
El recuerdo de Felipe III de Castilla y el mes de marzo de 1.609 son una mancha negra como el alquitrán en la Memoria Histórica de los moriscos desde la Patagonia a Perú, desde Turquía a Argelia, desde Marruecos al más recóndito pueblo andaluz donde quedan en sus calles, casas, campos, gastronomía, cultura y conciencia de andaluces que queremos ser lo que fuimos.
Los sevillanos, los cordobeses, los granadinos, sienten y expresan su orgullo por la Al-Hambra, la Mezquita-Aljama, la Giralda…pero en general sólo sentimos pereza para conocer quiénes y cómo se construyeron esos monumentos y miles de otros en toda nuestra Nación desde Silves a Murcia, desde Puertollano a Gibraltar. El Estado con sus mecanismos de educación y de control nos ha lavado la Memoria. Admiramos los monumentos y despreciamos a la Civilización que los posibilitó.
El desconocimiento, cuando no el desprecio a nuestra cultura e historia en los ámbitos del saber (escuelas, institutos, universidades) es la norma. Lo excepcional es encontrar trabajos dignos y científicos sobre nosotros mismos.
En el vocabulario de todo andaluz hay miles de palabras y de expresiones que tienen su procedencia en nuestro pasado andalusí y morisco. Las utilizamos muy a menudo y la práctica totalidad de los andaluces, desconocemos porqué las expresamos, de dónde proceden.
Unos breves ejemplos:
- Decimos que un niño es un “cafre”, proviene de la palabra kafir con la que se designa a todos los no musulmanes.
- Del cerdo me gustan hasta los andares. La inquisición entre otras cosas vigilaba y obligaba a los niños andaluces a comer manteca de cerdo. Una forma de sentirse “integrado” era hacer un canto a las excelencias de esa carne.
- Gandul, nos referimos a la persona muy vaga, floja y en plan despectivo a una profesión muy conocida. En árabe andalusí significa “soldado mercenario”.
- Irse de jarana o jaraneo. Lo decimos a ir de juerga, beber en abundancia, etc. Proviene de la palabra Haram (, malo, desaconsejable). En el Islam existe lo Halal, bueno, aconsejable y lo contrario, Haram.
- Moros en la costa, durante generaciones los moriscos expulsados volvían a las costas malagueñas, granadinas, almerienses a visitar a sus familias, a intentar quedarse o simplemente en una acción de represalia contra los ladrones que se habían quedado con sus propiedades y contra la iglesia. Las costas andaluzas están plagadas de torres vigías para prevenir la llegada de esos andaluces ansiosos de quedarse en su Patria.
- Ojalá, cuando queremos que un deseo cumpla. Del árabe insh´Allah, que Allah lo quiera.
- Olé, expresión que repetimos tres veces. Puede ser ante un buen cante flamenco, ante una buena corrida de toros, ante cualquier cosa que nos causa admiración. Los musulmanes ante cualquier situación semejante también decimos también tres veces Allahu Akbar, Allah es el más Grande.
- Quien tiene padrino se bautiza. La obligada cristianización de los andaluces tuvo diferentes formas y métodos. Si eran bautizos múltiples, por lo general en plazas, se les imponían los nombres que los conquistadores creían oportunos y se les adjudicaban apellidos del tipo de árboles frutales (manzano, cerezo, álamo, etc.), accidentes geográficos (río, monte, barranco, etc), de pueblos o ciudades (Jerez, Osuna, Antequera, etc) o simplemente motes.
Si el bautizado a la fuerza, ya era semiesclavo, dependía de un señor feudal castellano, se les daban sus apellidos, que podrían ser vascos o de los más castellanos, sin eso querer decir que su origen, alcurnia (de la palabra árabe al-cunia, origen, que no nobleza como se utiliza en castellano). Por eso si tenían padrinos esos andaluces, eran bautizados correctamente.
Es el mismo caso de negros americanos descendientes de esclavos, se llaman Jackson, o cualquier otro nombre anglosajón. El caso de cualquier indígena filipino o americano que con sus rasgos raciales propios, hoy se apellida Pérez o Martínez. En estos casos los rasgos raciales evidencian claramente de donde provienen. En el caso de nosotros andalusíes y moriscos, no había tales rasgos, éramos y somos europeos, ayer musulmanes y más tarde obligatoriamente cristianos nuevos.
- Fulero o fullero, la RAE lo define así: persona falsa, embustera, o simplemente charlatana. En árabe andalusí zullero, significa “el que comete muchas faltas”.
Acciones y hechos de andaluces que conscientemente o no, evidencian su origen:
- El agarejo. Reminiscencias de la inquisición para saber si a los niños privadamente se les había hecho la circuncisión. Acto humillante que se le hacía y aún se hace en pueblos de Andalucía y de Murcia. Se le bajan los pantalones, se le escupe en los genitales y si sigue “intacto” se le ridiculiza y humilla.
- Las saetas, el cante jondo y otros Palos del Flamenco. La taqiyya (1) en el flamenco está presente constantemente. Además de los Olé, Olé, Olé, los gestos del cantaor sentado en la silla cierra los ojos cabizbajo y alza el dedo índice de la mano derecha y dice: lai lai lai la, es una reminiscencia morisca de la Shahada o Reconocimiento de musulmán: La ilaha ila Allah, así podríamos alargarnos con muchos más ejemplos.
- Llevarse a la Novia. En todas las comarcas moriscas hasta nuestros días ha pervivido esta costumbre morisca. Fue una forma de rebeldía y de no reconocimiento del Estado y en mayor medida contra la iglesia católica. Era una forma de saltarse la moral. Una noche el novio se llevaba a la novia a su casa o la de algún familiar y consumaban su relación. A partir de ahí ya eran pareja para sus familias y para la sociedad. En 1986 se editó un buen libro sobre el tema que aún hoy se puede conseguir. (2)
Una pincelada de cómo las Administraciones utilizan las palabras:
El barrio de Santa Cruz en Sevilla, los alrededores de la Mezquita-Aljama de Córdoba, el Centro Histórico de Málaga, cada vez con más frecuencia son de nominados como “los barrios judíos”.
En esas calles están los palacios de los gobernantes andalusíes y los mejores edificios de aquella época.
¿Eran judíos nuestros reyes y califas?, ¿eran judíos nuestros principales jueces, ministros…?, ¿eran judíos la élite andalusí?. Entonces porqué ese esfuerzo españolista de velar nuestra Historia.
¿Cúantas Sinagogas y cuántas Mezquitas hay catalogadas en esos barrios?. ¿Porqué esos alcaldes defensores de la judiedad y negacionistas de la Civilización andalusí no nos ofrecen una Ruta de los Monumentos y Sinagogas Judios?.
Negar lo evidente durante cinco siglos, que vaya calando como las gotas de agua en una gruta, consigue que el andaluz sin conciencia, sin identidad, asuma la cultura e historia de sus verdugos y desconozca e incluso desprecie sus orígenes.
Durante siglos con gobiernos de todos los signos, el Estado español ha utilizado y utiliza la misma arma:
Borrar toda Memoria Histórica de los andaluces y que nos creamos que somos los más y mejores “españoles”.
Muchos nos negamos y reivindicamos y dignificamos nuestra pertenencia histórica, cultural y genética andalusí y morisca.
Fuente: diariolatorre.es
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