El próximo jueves abrirá sus puertas en la Biblioteca Nacional de España (Madrid) la exposición Memoria de los moriscos. Escritos y relatos de una diáspora cultural que muestra los testimonios escritos y gráficos que los últimos musulmanes españoles dejaron escondidos en sus casas tras abandonar España o que fueron secuestrados por la Inquisición.
La exposición –que se enmarca dentro del amplio programa de actividades organizado por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) para recordar uno de los acontecimientos más tristes de nuestra historia: el IV Centenario de la expulsión de los moriscos ordenada por Felipe III– reunirá, por primera vez, los manuscritos más importantes en escritura aljamiada, exhibe la belleza de las ilustraciones que los adornan y ofrece los principales testimonios de esta tradición escondida: desde comentarios del Corán hasta leyes musulmanas de la vida cotidiana pasando por recetas para curar el dolor de cabeza, conjuros para enamorar, fábulas de princesas con manos cortadas o la expulsión del paraíso del Discurso de la Luz del poeta Mohamed Rabadán.
Triste origen
La mayoría de estos libros moriscos aparecieron al derribar casas antiguas o en cuevas del Valle del Jalón, en Aragón, envueltos en paños de lino y con piedras de sal para preservarlos de la humedad, y ocultos por los moriscos cuando se vieron forzados a marcharse de allí en 1610.
Parecían escritos en árabe, pero no era árabe, y cuando los primeros arabistas se enfrentaron con ellos pensaron que estaban escritos en turco o en alguna lengua africana. Sólo mucho más tarde descubrieron que, en realidad, estaban en lengua castellana, pero escritos con las letras árabes que transcriben el sonido de las palabras españolas. Es lo que se llama “escritura aljamiada”, del árabe “aljamí”, “extranjero”. El español se suma así a las otras lenguas que se han escrito en letras árabes y en letras latinas en diferentes momentos de su historia, como es el caso del turco.
Fuente: hoyesarte.com
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